viernes, 17 de mayo de 2013

Quiero ser un costumbrista

Uno lee Ña Catita y se aburre. Me ha pasado. Y eso que he leído el libro dos veces para salir de dudas. El humor está seco. Las bromas, cuando no son predecibles, están enmohecidas por el tiempo. Es una obra que no recomendaría para el contacto con los jóvenes (no entiendo cómo Alfaguara Perú la ha colocado en su sección juvenil, ¡aunque también consideró a Aves sin nido!), menos aún si el objetivo es acercarlos al placer de la lectura. No es la manera. No obstante todos los disgustos que uno puede tener respecto a estas obras “clásicas”, lo mejor de los costumbristas casi no se lee. Me refiero a esos amenos, curiosos y experimentales (uso el término de forma bastante laxa) artículos de costumbres. Cuando uno mide su capacidad de trabajo con la de un escritor como Manuel Ascencio Segura o Felipe Pardo y Aliaga, se siente pequeño, pequeñito.

Los costumbristas eran capaces de escribir un periódico ellos solos. Sin necesidad de redactores, se inventaban todas las secciones y las elaboraban ellos mismos. Diagramadores. Directores. Redactores. Publicistas. Esa maleable capacidad para el trabajo y el vértigo de la premura por publicar a tiempo han quedado impregnados en sus artículos. No son cuentos. No son crónicas. No son ensayos. Son una especie de espacio intersticial donde la forma se retuerce y cambia según la necesidad del autor. Cada vez que he revisado uno de esos artículos, me digo como lector “y ahora qué toca”. Siempre sorpresivos, no siempre diestros. Estos artículos no son perfectos. A veces yerran. Otras, se quedan a medio camino, por alguna dificultad técnica. Sin embargo, cuando termino de leer, una sonrisa de iluminado cubre el lado izquierdo de mi rostro (súmele a eso, lector, mis formas redondeadas y verá, sin problemas, la eminente figura de Buda), me digo entonces, diosito lindo, por lo que más quieras, dame la vehemencia y la fortaleza de un costumbrista. Y, luego, espero que Lisandro Gómez despierte convertido en un monstruoso costumbrista.       

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